"Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena".
Hechos 28:20
"Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.
Hechos 28:30-31
Pablo me da ejemplo de llegar al propósito y al plan de Dios.
Pasó por muchas dificultades, pruebas, azotes, presiones internas y externas, tormentas, naufragios, vidas… Pero eso no significa que las dificultades desviaran el propósito de Dios para él y tampoco una tormenta tiene que desviar el propósito de Dios para nosotros…
El propósito de Dios para nuestra vida es mayor que cualquier contratiempo que podamos atravesar.
Un ángel le dijo a Pablo esto en Hechos 27:24: "¡Pablo, no temas, porque ciertamente serás juzgado ante el César! Además, Dios, en su bondad, ha concedido protección a todos los que navegan contigo".
A pesar del contratiempo, el ángel le dijo a Pablo que un día se presentaría ante César y compartiría su testimonio. El propósito de Dios no sería frustrado.
Dios no necesita un plan B para tu vida. Luchar contra un contratiempo, ya sea por tu culpa o la de otra persona, no significa que Dios no trabaje a través de tu vida. Cuando el desastre golpea, Dios simplemente lo ajusta a sus planes y propósitos.
Cuando la decisión de alguien le da un vuelco a tu vida, Dios usa esto para su gloria.
Cuando el error de otra persona te pone en una situación difícil, Dios lo soluciona de todos modos.
Cuando sientes que lo has perdido todo, Dios hace lo increíble para que puedas hacer lo imposible.
No puedes hundir el propósito de Dios. Ni tampoco lo puede hacer otra persona. Cuando él tiene un propósito, nada ni nadie lo estorba.
"Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis".
Jeremías 29:11
Dios tiene pensamientos y planes buenos para nosotros, y debemos caminar en ello. Él tiene un propósito magnífico; el apóstol Pablo lo sabía, desde el día que se entregó a Cristo Jesús, en camino a Damasco, cuando le dijo: "Señor, que quieres que haga".
"Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
El Señor le dijo: "Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel".
Hechos 9:6, 15.
El apóstol Pablo sabía su propósito, el plan de Dios, por eso, aunque tuvo grandes dificultades, no se detuvo. Nadie lo venció en cumplir la voluntad de Dios que era llevar el evangelio a los gentiles, y lo llevó, llegó a Roma, predicó, extendió el Reino de Dios.
Los propósitos tuyos en el Señor Jesucristo no son estorbados por las pruebas o tormentas de la vida; tus propósitos se llevan a cabo por encima de cualquier cosa, situación y aún de nuestras propias faltas.
Que el Señor abra nuestros ojos y corazón a sus propósitos e incline nuestro corazón a su plan maravilloso, pues en Él no hay pérdida.
¿Cómo has visto a Dios realizar sus propósitos en medio de las tormentas en tu vida?