Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
1 Juan 1:6
Leer: Mateo 5:37; Santiago 5:7; Salmos 15:2-3
“Diga siempre la verdad y nunca tendrá que acordarse de lo que dijo”, ya que en muchas ocasiones estamos constantemente preguntándonos ¿Qué fue lo que dije? En esos casos tenemos que acordarnos de las mentiras que hemos venido hilando a lo largo de nuestra vida para saber qué decir, para no ser inconsecuentes, si a eso se le puede llamar inconsecuencia.
Pero cuando decimos siempre la verdad nunca vamos a perder la memoria. Nuestro sí debe ser sí, al igual que nuestro no, porque lo que es más de esto de mal procede y no es bueno, no procede del bien. El origen de eso no es bueno, por eso estamos llamados a ser de palabra, siempre hablar la verdad.
Debemos cumplir lo que decimos, si les hacemos una promesa a nuestros hijos, cumplámosle. Si dijimos “vamos a jugar cuando llegue de trabajar”, pero después llegamos muy cansados, igual cumplámoslo, tenemos que hacerlo. En nuestro matrimonio, “amor, vamos a salir a una cena así sea sencilla, romántica para nuestro aniversario”, así se presenten situaciones, hagámoslo.
Por ejemplo, con nuestros votos matrimoniales, o cuando consagramos a nuestros hijos, tantas cosas, cumplamos todo lo que prometemos a lo largo de nuestra vida: “Señor, yo te voy a servir”, “Señor, nunca me voy a apartar de ti”; pero al ratico nos estamos apartando. “Señor, nunca voy a dejar que mi piso espiritual se mueva”, y al momento estoy tambaleando; “Señor, yo nunca voy a cometer lo de Pedro, nunca te voy a negar”, pero lo negamos permanentemente; “Nunca te voy a desechar como Saúl”, y luego hacemos lo que nos parece, creyéndonos el cuento de que somos reyes, de que tenemos reinos, olvidándonos para qué nos puso Dios allí, llenándonos de soberbia y altivez.
El labrador valora siempre la palabra de verdad y el cumplir siempre, no jura ni por el cielo ni por la tierra, es coherente y cumple lo que dice, sea sí o sea no. Entiende que no es quedar bien en el momento, porque no tiene visión de corto plazo, pues piensa siempre en el precioso fruto, en cumplir y en alcanzarlo. Y este debe ser nuestro actuar, ser de palabra, hablar con la verdad siendo serios con lo que decimos y hacemos.