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lunes, 8 de mayo de 2023

El labrador necesita la ayuda de Dios


Aunque afligido yo y necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú;
Dios mío, no te tardes.
Salmos 40:17 ⁣
Leer: Romanos 9:16 ⁣
Una de las realidades que como labradores podemos vivir, es la de estar afligidos. La aflicción nos lleva a reconocer cuán necesitados estamos siempre de Dios, pues siempre tendremos necesidad de ser ayudados y ser auxiliados por Él. ⁣
Así que es necesario que el labrador reconozca siempre su necesidad, pero muchas veces nuestro orgullo no nos permite reconocer que necesitamos ayuda. Muchas personas quedan envueltas en ellas mismas, no buscan ayuda. Otras personas no tienen libertad de pedir ayuda por pena, porque se pueden sentir avergonzadas. Mientras que otras personas nunca lo han hecho porque aparentemente nunca lo han necesitado, y no piden ayuda por su altivez. ⁣
Muchos no piden ayuda cuando su familia está en crisis, argumentando que eso es un problema interno de su hogar, mientras cada uno de sus miembros se está destrozando, derrumbando y cayendo. Por eso la Palabra de Dios nos dice “no te tardes”. El clamor del salmista en el Salmo 40:17 llama la atención, pues el autor era David, el rey de Israel. ⁣
Hoy en día vemos cómo los reyes viven de apariencia, muestran que todo lo tienen bajo control, que no necesitan ayuda. Pero no así el rey David, un hombre muy exitoso por muchas razones, pero sobre todo porque era un hombre conforme al corazón de Dios. Se arrepentía cuando caía, pedía ayuda cuando lo necesitaba, pues reconocía que era un hombre necesitado de la ayuda de Dios siempre. ⁣
Nosotros en nuestra intimidad conocemos que necesitamos ayuda, y requerimos la lluvia temprana y tardía. Hoy estamos llamados a reconocer que esta es nuestra realidad, y que en medio de todos los momentos debemos clamar a Dios, orarle a Él, reconociendo que no podemos solos. ⁣
⁣"Padre Dios, hoy reconozco que necesito ser ayudado, ayúdame mi Señor, por favor no tardes, necesito la lluvia temprana, que tú me ayudes siempre, en todos los años de mi vida. Acepto que separado de ti, nada puedo hacer. Ayúdame dentro de mi familia, con mis hijos, en el trabajo, con la provisión de cada día, en todo lo que me desenvuelvo, en mis proyectos y responsabilidades; ayúdame a ser visionario. Señor, derrama hoy de tu misericordia sobre mi vida. Gracias por tu amor y tu cuidado para mí y para mi familia todos los días". ⁣