“El Señor abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra y para bendecir todo el trabajo de tus manos.” Deuteronomio 28: 12 NVI
En una sociedad llena de afán, donde no se toma tiempo para esperar las bendiciones, muchas veces intentamos hacer el papel de ayudadores de Dios y provocar intentos para que la bendición o el milagro que queremos llegue más rápido, esto en nuestras propias fuerzas.
Sin embargo, muchas veces se nos olvida que tenemos un Padre Todopoderoso, para quien mil años son como un día. De manera que, en cambio de seguir luchando en nuestras propias fuerzas por tener la bendición, debemos trabajar de su mano, y en su debido tiempo, Él nos recompensará.
Aunque parezca tardar la promesa, hoy nuestro Padre Dios nos invita a confiar en Él, en sus perfectos tiempos para nuestra vida, y permanecer fieles en la misión que nos ha encomendado a cada uno, para vivir siendo sus instrumentos aquí en la tierra.