En Lucas 4 Jesús tenía hambre y su cuerpo estaba débil. El enemigo, sabiendo esto le dice “convierta estas piedras en pan” pero Jesús no lo hizo.
¿Por qué lo tentó a hacer esto? ¿Es pecado hacer milagros de provisión? Claro que no, Porque Él lo había hecho antes. Jesús no lo hizo porque reconoció que hay momentos en cuando tienes que esperar por las cosas que quieres.
No era el momento para comer pan. Y Jesús supo esperar hasta los momentos determinados por Dios.
Al final del día, TODAS las tentaciones son iguales: son una invitación a adelantar los procesos De Dios y actuar en nuestras propias fuerzas.
Si queremos vencer al enemigo, tendremos que dejar de tratar de convertir todas nuestras piedras en pan. Dejar de forzar relaciones, negocios y aún ministerios que no nos convienen.
Aprender que a veces no tenemos pan porque NECESITAMOS lo que ofrece el ayuno: madures y crecimiento. La palabra dice que hay espíritus que solo se echan fuera con ayuno y oración. Eso aplica en todas las áreas de nuestras vidas: hay momentos que el proceso de la espera y la auto-negación producen el poder que necesitamos para llegar a nuestro próximo nivel con el Señor.
En Lucas 4:1 Jesús entra al desierto lleno del espíritu, pero después de reusarse a caer en las trampas de Satanás, sale del desierto en el PODER del espíritu.