Cuando una iglesia cuenta con líderes visionarios y un equipo de trabajo comprometido que estén dispuestos a dedicar su tiempo y dinero con abnegación; puede pasar de contar con unos pocos miembros a cientos de ellos. Sin embargo, con el tiempo puede llegar a perderlos. ¿Por qué?
El diagnóstico
Se puede decir que la iglesia es el grupo de personas que hacen equipo para representar a Cristo y hacer la voluntad de Dios, mientras que la comunidad son todas aquellas personas que asisten a los servicios. La iglesia crece cuando no se limita a recibir a los que llegan sino que va en busca de los perdidos.
Se trata de ti
Cuando una iglesia decae solemos culpar al pastor, los ministros, la doctrina, otros miembros o las circunstancias. No obstante, dicho deterioro es resultado colectivo de miembros como tú y yo cuando no estamos dispuestos a «ir», es decir, invitar a otras personas ni predicarles el evangelio.
Se trata de tu Jerusalén
En Hechos 1:8 narra cómo los discípulos recibirían poder al recibir el Espíritu Santo en Jerusalén, desde donde serían testigos hasta los confines de la tierra. Siguiendo este orden, antes de ir a predicar “a las naciones” deberíamos empezar por nuestro entorno inmediato y los alrededores de la iglesia.
Nuestra respuesta según lo que creemos (Lucas 19:10; Juan 14:1-6)
Hay quienes hablan de la doctrina de la perdición y de que Cristo es la salvación, pero nadie que no esté convencido de que la gente de verdad necesita del evangelio, sentirá la urgencia de compartir su fe; así como no saltaríamos a rescatar a una persona que camina por el lecho seco de un lago.
Nuestra respuesta a las objeciones
Te encuentras con alguien y piensas en invitarlo a la iglesia, pero no lo haces ¿por qué? Puede que pienses que no tienes el don espiritual, que eso es trabajo de los ministros, que no tienes tiempo para eso, que no quieras imponer tus creencias o que seas introvertido y acabes no hablándole. Pero el que quiere hacer algo busca la manera y aprovecha las oportunidades.
Nuestra respuesta con acciones
Ahora bien, pasemos de la teoría a la práctica. ¿Qué podemos hacer para alcanzar nuestra Jerusalén? Puedes orar pidiendo oportunidades, invitar personas a la iglesia y buscar oportunidades de manera intencional para compartir tu fe. Cuando estamos a la expectativa las veremos con más frecuencia y ¡manos a la obra!
Puntos para reflexionar
- ¿Por qué crees que, en general, los miembros de la iglesia no dedican tiempo a «ir» a sus comunidades?
- Lee Hechos 4:1-22. ¿Cómo se puede aplicar este texto a nuestra vida actual?
- ¿Cómo puedes transformar tu vida de oración en un instrumento para «ir»?
- ¿La mayoría de los miembros de la iglesia actúa como si creyera en Juan 14:1-6? ¿Por qué?