Al igual que yo, ¿sientes a veces falta de paz? A veces, la vida me impone situaciones que no sé cómo manejar. Cuando esto sucede, las emociones negativas pueden dominarme. Puedo caer en la frustración, la ira o la desesperación.
A menudo creo que puedo encontrar la solución a cualquier cosa, pero cuanto más me esfuerzo por encontrar soluciones a situaciones que escapan de mi control, más se descontrolan mis emociones. Dios tiene un camino mejor.
El apóstol Pablo escribió estas palabras a sus amigos cristianos de la ciudad de Filipos:
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7). Pablo decía que cuando comprendemos quién es Dios y comprendemos lo que él ha hecho por nosotros, obtenemos una paz que nos dejará perplejos.
Entonces, ¿Cómo guardan nuestros corazones la oración y la acción de gracias? Muchas religiones oran, pero la mayoría no proclama la paz que encontramos en la Biblia. Los budistas afirman que la oración trae paz. Una oración budista tradicional dice: “Que todos se liberen de la tristeza y de sus causas”. Suena maravilloso, pero el problema es que la fuente de su dolor, tristeza y confusión permanece después de terminar sus oraciones. Lo mismo suele aplicarse a nosotros.
Aunque creo en los milagros, la realidad es que nuestros desafíos suelen persistir después de orar. Entonces, ¿de dónde proviene esta paz? Es fundamental que nos aferremos a la paz que sobrepasa todo entendimiento. Es la paz de Dios, no la paz departe de Dios.
Es la paz de Dios la que guarda nuestros corazones. La palabra "guarda" se usa para una guarnición militar que protege una ciudad. Ellos permanecen unidos, inquebrantables en su tarea. Nuestro Padre celestial conoce y supervisa su plan perfecto para nosotros. Cuando oramos, renunciamos a la responsabilidad de proteger la ciudad, entendiendo que él tiene todo bajo control.
¿Estás estresado hoy? ¿Corres frenéticamente dentro de tu ciudad, intentando asegurarte de que todo esté en su lugar? ¡Detente! Ora y disfruta del reposo que Dios te promete, y luego experimenta la paz que te da.