Devocionales

Prédicas

martes, 5 de agosto de 2025

Martes 5 de agosto


Las Escrituras dejan claro que la respuesta a todo en nuestras vidas es la oración combinada con fe. El apóstol Pablo escribe: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6). Pablo nos dice que busquemos al Señor en cada área de nuestra vida y que le agradezcamos de antemano por oírnos.

Pablo enfatiza que siempre debemos orar primero, no como último recurso. Jesús nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). ¡Debemos acudir primero al Señor!

Nuestro ministerio recibe cartas desgarradoras de muchos cristianos quebrantados. Familias se están desintegrando; personas que caminaron fielmente con Cristo durante años viven con miedo y derrota. Cada persona ha sido dominada por algo: el pecado, la depresión, la mundanalidad, la codicia. Año tras año, sus problemas parecen empeorar. Sin embargo, lo que más me sorprende de sus cartas es que muy pocos de estos cristianos mencionan la oración. Recurren a cintas, libros, consejeros, programas de radio con llamadas y diversas terapias, pero rara vez a la oración.

¿Por qué es tan difícil para los cristianos buscar a Dios para sus necesidades desesperadas en tiempos de crisis? Después de todo, la Biblia es un largo testimonio de que Dios oye el clamor de sus hijos y les responde con tierno amor.

“Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos” (Salmos 34:15).

“Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias” (Salmos34:17).

“Y esta es la confianza que tenemos en él: que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:14-15). 

“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22).

Amados, reflexionen sobre estas promesas de las Escrituras. Son una evidencia contundente del cuidado de Dios. ¡Hoy, busquen al Señor en oración!