Devocionales

Prédicas

lunes, 4 de agosto de 2025

Lunes 4 de agosto


¿Quieres que Jesús sea el rey de tu vida? ¿Estás dispuesto a hacer todo lo que él te manda? Entonces, déjame mostrarte dos maravillosas bendiciones que reciben quienes entronan a Jesús como rey de sus vidas.

Primero, la Escritura dice que si te sometes a Jesús, esperando recibir su consejo y dirección, participarás de su santidad. “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad” (Hebreos 12:9-10).

Pablo nos mandó a acercarnos a Jesús, pidiéndole que nos diera dominio sobre todos nuestros pecados y temores: “Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:13-14).

Dios dice: «Si quieres conocer una vida plena, una vida verdadera y plena, sométete a mí. ¡Yo te daré vida sin miedo, culpa ni condenación!».

En segundo lugar, quienes se someten al señorío de Cristo vivirán en paz, sin temor ni ansiedad. “Que nos había de conceder que, librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos en santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días… Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz” (Lucas 1:74-75,78-79).

Cuando una persona ha entronado a Cristo en su corazón, esa vida produce una paz que sobrepasa todo entendimiento, y esa paz se puede ver en el rostro y la conducta de la persona. Si le entregamos nuestra vida, él iluminará nuestra oscuridad y nos guiará hacia la paz y el reposo. ¡Qué maravillosa promesa!