La palabra dice que los amigos del paralítico tenían toda la predisposición de acercar a su amigo a Jesús para que recibiera el milagro pero se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta, mientras él les predicaba.
Ellos salieron con toda la expectativa de encontrarse con Jesús, de acercarse a Él; pero había una multitud que los separaba de llegar al milagro que estaban buscando.
Y en nuestras vidas muchas veces sucede lo mismo, queremos acercarnos a Jesús. Queremos ver el favor de Dios sobre nuestras vidas; pero nos encontramos con situaciones que no dependen de nosotros y que pareciera que nos alejan de nuestro milagro. Nos alejan de conquistar nuestros sueños. Pareciera que son una barrera hacia nuestro objetivo.
Hoy te invito a reflexionar sobre aquellas cosas que parecieran alejarte de tu milagro. Tómate unos minutos y sé sincero/a delante de Dios. Saca tus miedos y déjalos a los pies del que tiene la última palabra.
Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29: 11