“¡Y aún se hinchan ustedes de orgullo! ¡Deberían llenarse de tristeza! El hombre que vive en semejante situación debe ser expulsado de entre ustedes.” (1 Corintios 5:2)
Este pasaje habla de la tristeza que debemos sentir cuando pecamos o cuando alguien que amamos peca.
Preocupémonos cuando no sentimos nada, cuando pecamos delante de Dios y nos da lo mismo, sobre todo alguien que conoce la palabra de Dios.
¿Cuál debe ser nuestra actitud frente al pecado?
Debe ser de tristeza, dolor, el cual nos debe llevar a un verdadero arrepentimiento.
El pecado nos separa de Dios, por eso lo primero que el ser humano hace es tomar distanciamiento de Dios, de la gente.
La biblia dice en Romanos 6:23: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Muerte, significa separación. Entonces podemos tomar una decisión; sentir vergüenza y separarnos de Dios, o sentir tristeza, vergüenza de fallarle a Dios, de fallarle a los demás, y tomar la decisión de pedir perdón a Dios, de decirle que estamos tristes de fallarle, que nos perdone y restaure. Eso hace un corazón humilde, un corazón que reconoce, y se entrega a Dios.
El Rey David nos da ejemplo de esto cuando pecó en adulterio, y cometió homicidio al ser confrontado con su Pecado, el dijo: Contra ti, contra ti, he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos. Salmo 51:4
No estamos exentos de pecado, el asunto es, ¿Cómo lo enfrentamos? ¿Cómo respondemos cuando pecamos? ¿Nos humillamos, nos rendimos a Dios, pidiendo perdón o nos escondemos en nuestra Pecado, echándole la culpa a todas las personas? ¿O excusándolo? ¿Cubriéndolo? ¿O tal ves apartándonos de Dios, diciendo: no me hables de ese asunto?
No podemos esconderlo, evadirlo, pues al final Dios conoce todas las cosas. ¡Si hay algo que Dios ama es un corazón que sabe reconocer y que se humilla, un corazón que le duele cuando falla, cuando peca, y pide perdón!
El sacrificio que sí deseas es un espíritu quebrantado; tú no rechazarás un corazón arrepentido y quebrantado, oh Dios. Salmo 51:17
Dios no rechaza un corazón quebrantado y arrepentido, pero si rechaza un corazón altivo, arrogante.
Porque el alto Jehová atiende al humilde; Mas al altivo mira de lejos. Salmo 138:6