“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” (Efesios 6:2-3)
Leer: Lucas 15:11-32
Existen tres clases de hijos con relación a este mandato y promesa:
- En primer lugar, el hijo que no honra: Es aquel que no da a sus padres el lugar que les corresponde siendo indiferente y descuidado.
- El hijo que deshonra: Es el que abiertamente manifiesta enojo y resentimiento hacia sus padres, y con sus palabras y/o conducta, permanentemente los entristece y avergüenza.
- El hijo que honra: Es el que se siente orgulloso de sus padres, les ama, obedece, respeta y sirve. Su vida es motivo de alegría y de bendición continua para ellos.
Esta última es la actitud que Dios espera que tengamos hacia nuestros padres pues es el reflejo de la actitud que en el fondo tenemos para con Él, para Dios este principio es prioritario, tanto así que promete bendecir a todo el que se acoja a Él con dos asuntos trascendentales para el ser humano: larga vida y prosperidad.
El honrar a padre y madre comienza cuando comprendemos por el Espíritu Santo que independientemente de sus errores, nuestros padres fueron los instrumentos escogidos por Dios para guiarnos y cuidarnos en el comienzo de la vida.
¿Cómo está la relación con sus padres hoy? Piense en lo mucho que puede hacer hoy para honrar a sus padres, y hágalo.