"Si no que en todo nos recomendamos a nosotros mismos como ministros de Dios, en mucha perseverancia, en aflicciones, en privaciones, en angustias, en azotes, en cárceles, en desvelos, en ayunos" (2 Corintios 6:4-5)
El ayuno y la oración son parte de las herramientas que Dios dejo para que nuestra fe crezca. Tiene que ser parte habitual de nuestras vidas en obediencia.
El ayuno te ayudará a entender y recibir las verdades profundas de la palabra, para que camines en una mayor revelación.
Como parte de un mismo cuerpo, ayunamos para liberar unción en los planes y propósitos de Dios, para obtener victoria en tiempo de Crisis y es una de las formas en que nos aprobamos a nosotros mismos como ministros y cada creyente es un ministro de Dios.
"El Señor es mí luz y mí salvación; ¿De quién temeré? El Señor es la fortaleza de mí vida; ¿De quién he de atemorizarme? Salmo 27:11
No podemos servir a Dios en nuestra propia fuerza, es por eso que el ayuno nos ayuda a entrar en la fuerza de Dios y nuestro espíritu será fuerte a través del ayuno y también a vencer la debilidad de la carne.
Deutoronomio 8:3 "Y te afligió y te hizo tener hambre y te sustento con mana, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que el hombre no vivirá solo de pan, más de toda palabra que sale de la boca del Señor vivirá el hombre."
Jesús citó este verso en Deutoronomio cuando concluyó sus cuarenta días de ayuno mientras estaba siendo tentado por el diablo (Lucas 4:4).
Y cuando ayunas, estás declarando que no solo de pan vivo... Y esto es lo que se necesita para ser un ministro efectivo de Dios.
"Y será que después de esto, derramaré mí Espíritu sobre toda carne, y profetizaran vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros viejos y vuestros jóvenes verán visiones" (Joel 2:28)
El ayuno te ayudará a liberar el poder de la unción profética sobre tu vida a través del Espíritu Santo y está es una de las grandes promesas, que Dios derramaría su Espíritu sobre cada uno y profetizaríamos y veríamos visiones y soñaríamos sueños.
Jesús sanó enfermos, echó fuera demonios y nosotros estamos llamados a hacer las mismas obras.
Todo creyente ministra salvación, sanidad y liberación a otros y el ayuno nos ayuda a caminar en ese mismo poder para que los milagros ocurran, nos ayuda a guiar nuestras decisiones y asegurarnos un ministerio exitoso.
¡El ayuno te ayudará a recibir y a vivir por la palabra de Dios!